En el medio de la sala hay dos pinturas verticales de grandes dimensiones que, como las columnas de Hércules, parecen ser el límite del mundo conocido, y al mismo tiempo nos invitan a entrar en un espacio imaginario donde confluyen rituales, conciertos, peleas y una naturaleza tropical.
"Olla de brujo" (2022) es el título de una de estas dos obras que nos transporta a la historia del hallazgo arqueológico de un recipiente cerámico ritual perteneciente a la cultura Milagro-Quevedo, en la zona de donde proviene el artista. Estamos frente a un músico-chamán que nos invita a ser parte de una ceremonia sagrada que se oficia al sonido de guitarras eléctricas.
Los personajes de las pinturas de Guizado parecen acceder a espacios de conciencia alterados, como lo indica el título de la segunda pintura- columna "La visión" (2022), poblada por personajes que actúan dentro de una suerte de metaverso donde se queman llantas, donde se dan peleas de gallos y riñas entre seres humanos.
Llama la atención la forma del arco típica de la arquitectura árabe, pero también común en la ecléctica arquitectura costeña, marcando una separación entre interior y exterior, entre una posible acción real y otra ficticia. En este complejo imaginario pictórico el artista aprovecha para insertar muchos otros elementos arquitectónicos que se remiten a la cultura montubia, como por ejemplo el ladrillo calado, un dispositivo que separa, une, oculta y deja ver, todo al mismo tiempo.
Del entorno rural deriva el interés del artista por mostrar la relación entre el ser humano y la naturaleza, además de sus vínculos con el reino animal, y es por esta razón que pobla sus lienzos de monos, gallos o caballos, y aparece el elemento del fuego para recordarnos de la conexión indisoluble entre destrucción y renovación para que la vida exista.
A través de la obra "Hey Joe" (2019) podemos comentar otro núcleo de obras en donde Guizado explora el imaginario del mundo musical. Su filia vivencial con esta esfera se da como guitarrista de las bandas de música hardcore con raíces punk Ausencia de Orden (en donde toca desde que tiene quince años) y QSQD [Quien sabe qué diablos], banda guayaquileña de la que formó parte desde el año 2016 hasta el año 2019. En esta pintura, como también en "Electricliquidland" (2021) o "Jailhouse" (2022), nos acerca a algunos de sus referentes creativos como las bandas Butthole Surfers, Sublime y la música de Jimi Hendrix.
En "Hey Joe" emergen también otros elementos relevantes del trabajo pictórico del artista, particularmente la utilería escénica de un concierto, como la tarima o el telón que, así como los muros, paredes y puertas en otras obras, se encargan de marcar una especie de separación entre mundo real y mundo fabulado. En la pintura sobre papel "Landyard", que se encuentra en la entrada de la sala, el artista retoma precisamente este elemento del cortinaje, extraído de un video musical de la banda Dry Cleaning titulado "Scratchcard Lanyard".
Otros imaginarios vinculados a sus consumos musicales se encuentran en la obra que da el nombre a esta exposición: "Toothless Allstar". En esta pintura se oye el ritmo del rock, se respira el aire de los festivales, se percibe el espíritu de la contracultura estadounidense de los años sesenta, de los excesos, y de la intensidad que a veces te lleva a perderlo todo, hasta los dientes.
Para terminar Guizado nos propone una serie de bodegones y paisajes en pequeño formato que nos devuelven instantes del cotidiano y nos hablan de la memoria, del territorio, de las tradiciones, y de las posibilidades de la imaginación.
Entrar a esta exposición implica disponerse a cruzar las temporalidades para vivir una visión donde nada es lo que parece y todo remite siempre a algo más, más allá de lo real.
Giada Lusardi
mayo 2022
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