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Aileen Gavonel
Diego Gualandris

Fuente Perversa



Bienvenidxs a la Fuente Perversa de Aileen Gavonel y Diego Gualandris. Un lugar de palabras no dichas, energías en potencia e imágenes en tensión.

La perversión se entiende como una actitud irreverente ante las costumbres habituales y el orden de las cosas. La perversión es un entorno de resistencia, de conciencia lúcida hacia los mecanismos del desencanto del mundo. Habitada por imágenes desviadas que sólo esperan transformarse en materia para morder la realidad identitaria.

Lo perverso es todo lo que se aparta de los cánones del derecho y por eso el poder lo demoniza. Lo utiliza para generar estrategias de producción de lo diferente y la consiguiente criminalización. La perversión, ya sea de la imagen o del cuerpo, es la alteridad y el trastorno del estado del mundo. Actúa en las grietas y la opacidad. Reivindicamos el derecho a la opacidad, la necesidad de todxs de no ser completamente transparentes ni asignados a la incomprensibilidad. La opacidad es el intersticio, el umbral de comprensión que nunca se concluye, la redención de la obviedad de la transparencia y las dicotomías impuestas. La opacidad es la sospecha que nos permite imaginar un cuerpo de imágenes corroídas, en transformación e intraducibles.

Por eso, imaginamos una fuente de perversión, un submundo húmedo de aguas turbias y convivencia entre especies expulsadas. Una fuente hecha de materia entendida como energía viva, una matriz pulsante que negocia bilateralmente sus formas polimorfas con lo humano y lo monstruoso, constituyéndose como sujeto agente y materia del mundo. Materia que se convierte en un contexto para transmutaciones relacionales, pensamientos poco ortodoxos y subjetividades excedentes.

Acompañadxs por una niña cocodrilo - una moderna Caronte que, sin embargo, transporta a los que están destinados a vagar sin descanso por las brumas del río - nos adentramos en las vísceras de una historia dictada por múltiples tiempos. Nos sumergimos en las entrañas de un pensamiento intestinal capaz de digerir las diferencias y sus relaciones sin producir síntesis satisfactorias ni materiales. Naufragamos en un agua perversa que diluye nuestras razones y compacta nuestros deseos. Nadamos en fuerzas subterráneas, conectivas y profundas, sustratos para una existencia que no huye al cielo, sino que se reconecta con la inmanencia. Nadamos, sin protección, en un líquido viscoso para llegar a nuestra Fuente Perversa.


Matteo Binci