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Aguacero de mayo • Sofía Acosta-Varea

mayo 4, 2024
Jose Oliveira
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Sofía Acosta-Varea

Aguacero de mayo




¿Qué objetos decidimos conservar cuando es preciso vaciar una casa para dejar una vida atrás? Sofía Acosta-Varea empacó un par de frascos de vidrio en los que conservó lluvia y un soplo de aire del día dos de mayo de 2013, fecha en que nació su hijo. Atados con un trozo de tela del velero de su abuelo, estos frascos acompañaron a Sofía y Sol en su mudanza de Ecuador a México, casi diez años después.

De este par de contenedores nace Aguacero de Mayo como una continuación y cierre del proyecto "Deslumbrante Oscuridad" (2023) en el que Sofía registra las conversaciones telepáticas que sostuvo con su hijo en los años que vivieron separados. En esta ocasión los elementos ficcionales del relato son el agua y el viento capturados que, tras la mudanza, cobran vida hasta desbordarse. En la segunda entrega de "Maldita tu obra" –pieza filmada en 16 mm por Kiryl Synkou–, Sofía y Sol deciden devolver la lluvia al agua y el aire al viento en una especie de ritual de olvido, pero también de íntima liberación; al final la memoria pesa, ocupa espacio y es falible.

En este proyecto Sofía trabaja alrededor de su maternidad para pensarla quizá como un velero a la deriva; empujado por la incertidumbre del viento; vela atada con un nudo de dos cuerdas, a veces en tensión a veces distendido. Un nudo en la garganta. Un nudo que cierra la incisión de la cesárea en la que nació el Sol; nudos que son eco de la asfixia que puede ser la crianza.

La obra de Sofía es un juego de codificación poética; en este proyecto hace eco de la iconografía naval y de la idea del quipu, instrumento andino de encriptación de información a través de cuerdas y nudos, para construir su propia lexicografía de la errancia y el olvido.


Abril Castro Prieto

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