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Francesca Palma

No todas las rocas son montañas



Se debería ingresar a esta exposición como a un lugar del espíritu, una catedral medieval o una montaña. Hay que hacerlo de forma solitaria, concentrada y lenta.

Palma vivió más de la mitad de su vida en Italia y veía a diario estas imágenes escultóricas en sus recorridos por la ciudad. Los motivos elegidos están marcados por sus vivencias entre continentes, entre culturas y entre paisajes, y sus obras surgen de un profundo trabajo introspectivo, como aquel que realiza el migrante, que, en contacto con el otro, vuelve a la pregunta existencial: ¿quién soy?

Su producción artística piensa los lenguajes y las lenguas como herramientas de comprensión y comunicación. La imagen pintada de un ángel en altorrelieve expresa una suerte de ambigüedad, en este caso de género, que posibilita el involucramiento del espectador. La artista busca el mismo efecto a la hora de titular sus obras en inglés, como por ejemplo en "My perceptual field is full of reflections" (2023) o "The languages changes depending on strange conditions" (2023). En este caso, Palma busca una lengua que, al no ser ni el italiano ni el español, se vuelve más impersonal y funcional, haciéndola sentir una ciudadana más de un mundo globalizado.

La imagen de la escultura del león de la Catedral de San Lorenzo en Génova nos invita a entrar en la muestra con sospecha, es un león que llora y que nos mira desde arriba, su imagen es negativizada para retomar la visión felina y enfatizar la diferencia entre las formas de ver las cosas, la del ser humano y la del animal.

En su obra, el ser humano está y no está al mismo tiempo. Está su mirada, su gesto, su percepción de los paisajes, de los elementos naturales, de los fenómenos de luz, o su espiritualidad encarnada por las esculturas de las iglesias italianas.

A la artista le interesan las rugosidades y los efectos de claroscuros que muestran la tridimensionalidad de sus rocas, puntiagudas y llenas de texturas. Estos relieves se vuelven protagónicos en su trabajo pictórico y activan la percepción de los expectantes, seres diversos que Palma imagina como humanos y no humanos.

Palma construye su trabajo en el límite de la consciencia, donde, como dice Freud, siempre vuelve a la vida lo reprimido para luego florecer en la piel, como los tatuajes de las manos que ocupan el centro de las salas, como en una visión psicodélica de colores fluorescentes.


Giada Lusardi curadora,
octubre 2023