"No se nos da de una vez por todas, el cuerpo es una escritura que actúa."
Estuvimos escribiéndonos a 10.234Km de distancia y siete horas de diferencia horaria Lucrezia, Mauricio y yo. Lucrezia decidió inaugurar la exposición dos semanas antes de su propio parto, el nacimiento de su primera hija. Estamos trabajando en esta exposición como si tuviéramos aguja e hilo en las manos para coser sin cesar un cuerpo desmembrado que ya no puede ser él mismo. Desmontado, imposible de recomponer, desaparecido y superabundante al mismo tiempo. Compuesto de unidades en número excesivo: pezones, trenzas, placentas, venas, fluidos amnióticos, cabellos y espinas sugieren un cuerpo en devenir, un cuerpo performable, un proceso infinito de encarnaciones posibles —múltiples y simultáneas. Cuerpo eufórico en sus multiplicidades y multiplicaciones. Cuerpo desnaturalizado a través del concepto de monstruo, cuerpo monstruoso para definir la diferencia y por tanto, los límites de la normalidad.
El punto inicial es la centralidad del cuerpo en la perspectiva de su potenciación y no de su superación en clave cibernética y desencarnada. Generamos un pensamiento del cuerpo, del movimiento, del espacio y de la composición. No una representación del pensamiento del cuerpo, sino una encarnación del mismo en acción. Abrimos un espacio de pensamiento para practicarlo y habitarlo. El cuerpo se convierte en un espacio de imaginación política, conscientes de que cada modificación del cuerpo modifica el pensamiento. Vivimos las emociones como alteraciones de nuestro cuerpo, desviaciones de la norma racional, lejos de ser estados psicológicos se presentan como prácticas culturales. Nuestros afectos se convierten en huellas que nuestros cuerpos imprimen en los demás. Entendemos que el afecto es una forma de pensar, la forma que nos permite estar en el mundo repensándonos a nosotrxs mismxs.
Madres, Monstruos y Máquinas es un proyecto de investigación artística y exploración corporal dirigido por la artista Lucrezia de Fazio y dividido en 3 actos que interroga las interrelaciones entre los conceptos de madre, monstruo y máquina.
Matteo Binci