Esta curaduría presenta la producción reciente de cuatro artistas que viven y trabajan desde el hemisferio americano. La propuesta establece un diálogo a cuatro voces y bajo cuatro puntos de conexión entre Jessica Briceño Cisneros (Venezuela-Chile), Raura Oblitas (Perú), Miriam Salado (México) y Wendy Cabrera Rubio (México). La muestra dibuja relaciones entre los medios de exploración y las temáticas tratadas por cada artista, al tiempo que genera una serie de intersecciones que destacan diversas marcas territoriales a través de la escultura, el dibujo, la instalación y la cerámica. La exhibición reitera un delineo múltiple, donde cada pieza se conecta entre sí y reitera una relación instrínseca entre cuerpo y territorio. Como muchos de los ejercicios recientes de reflexión y estudio, esta exhibición atiende a una revisión crítica de la categoría “arte latinoamericano”. Como parte de este debate, destaca una condición geográfica para proponer, en cambio, una relación entre puntos estratégicos con el objetivo de repensar diversas conexiones paisajísticas, materiales y corporales a partir de la producción de estas 4 creadoras. Así, redefine las condiciones mismas de la representación de lo latinoamericano por medio de la referencia al monumento, la placa conmemorativa, el armamento y las ficciones del mestizaje.
Jessica Briceño Cisneros ofrece la pauta cósmica y la delimitación/ corporalización a través de tres esculturas, un triángulo que marca el Coño sur y dos nebulosas brillantes que invocan y ficcionalizan sobre dos constelaciones, la Cruz del Sur y la estrella Polaris que marca el Polo Norte. Por su parte, Raura Oblitas traslada su investigación sobre la memoria, el entierro y el monumento conmemorativo para reformular estos signos en un especto digestivo que, a partir de la incrustación de cuatro placas dentales, genera un contraste entre el desgaste y el brillo, la perpetuidad y lo efímero, la inhumación y el desentierro, lo que se exhibe y lo que se deglute. Como complemento, Miriam Salado expone a través de la serie Armas salvajes, una exploración híbrida que incorpora al desierto como tema. A partir de estas figuras mixtas que configuran una naturaleza violenta explora una ambigüedad entre el ataque y la resistencia. Por último, Wendy Cabrera Rubio completa el diálogo a partir de dos platos de cerámica en pasta cerámica y barro de Oaxaca intervenidas con óxido de hierro y sangre deshidratada de la propia artista, para cuestionar taxonomías de arraigo positivista basadas en clasificaciones alimentarias, geográficas y culturales como una forma de revisión crítica a la historia del racismo en México y sus contextos de formulación. Al unir todas estas obras en un trazado cardinal que atraviesa el Trópico de Capricornio, el Ecuador y el Trópico de Cáncer, proponemos reflexionar sobre nuestras propias experiencias y tránsitos sobre esta topografía y sus posibilidades narrativas.
Natalia de la Rosa
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