N.A.S.A.L.

Luis Enrique Zela-Koort Todos los pulsos posibles

julio 22, 2023
Jose Oliveira
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Luis Enrique Zela-Koort

Todos los pulsos posibles



Cuanto más significativos podamos sentirnos y cuanto más conocimiento tengamos sobre algo específico, más insignificantes nos daremos cuenta de que en realidad somos, y menos sabemos. No es decirlo para que uno se sienta pequeño, sino para entender que al mirar con más detalle se abren multitud de capas, de conexiones, revelando nuevas dimensiones que envuelven en más matices el significado original. La obra de Luis Zela, actúa como catalizador de esta disección, de esta exploración, de señalar el todo y potenciarlo aún más. Al centro de su trabajo, hay una navegación de lo que significa querer, necesitar y desear. Lo que mantiene un colectivo, una unidad, y aquello que conduce a su ruptura, y contribuye a que funcione contra sí mismo. Recuerda cada canción de pop que inconscientemente se ha deslizado en nuestra memoria colectiva, con cada letra viajando en nuestras venas, “Can’t live if living is without you”, “My loneliness is killing me”! (Apuesto a que cantaste esas canciones en tu cabeza cuando leíste la letra, ¿Verdad?) Continuamente nos hacen creer que no debemos estar solos, pero eso mismo que nos conecta resulta también destructivo, maleable, nos vuelve perecederos. Dicen que debe venir con dolor y sufrimiento para que sea digno de nuestra atención, amor y unión.

En este nuevo cuerpo de trabajo, Zela explora precisamente eso, un enfoque a la vez científico y artístico, del cuerpo como un organismo fuerte y poderoso, trabajando a favor y en contra, adentrándose realmente en los mundos únicos que existen dentro de nosotros, proponiendo lecturas alternativas en estos mecanismos, estos movimientos y estas narrativas que llevamos dentro. Nos recibe una pared de relieves en vidrio fundido Todo vuelve en un latido cósmico, mientras hayan cuerpos que habitar (Biologías alienígenas), proponiendo moléculas de ADN alternativas capaces de ser utilizadas por otras formas de vida, creando nuevas configuraciones. Como sugiere el título, un cuerpo alien, extraño. Pero estos no son nuevos hallazgos, son de archivos de trabajos académicos sobre investigaciones actuales en biotecnología, sin embargo, Zela propone nuevas lecturas al respecto, sacando a la luz devenires alternativos. La pared te enfrenta de tal manera que produce una confrontación con una verdad diferente, una confianza alterna e innata que debe fundarse. La translucidez del material hace que uno se pregunte por qué es tan poroso, por qué está presente y, sin embargo, no está físicamente materializado. Invita a los espectadores a mirar más de cerca, a dar un paso, un mundo está ahí, si te interesa mirarlo más de cerca.

Por mucho que la exposición se centre en la reproducción, no en el sentido de reproducirnos a nosotros mismos y crear niños, sino más bien en la reproducción social; en el sentido de multiplicidad y creación de escuelas, comunidades y familias, para bien o para mal, un sentido de la asombrosa capacidad de la naturaleza para crearse y recrearse perpetuamente. Rápidamente nos lleva a preguntarnos cómo somos productores de una moneda, un producto de nuestros entornos, mecanismos que están tan fragmentados y siempre existentes en el tejido del sistema capitalista.

Integrados en la exposición se encuentran Cuerpos en Potencia, dos mecanismos robóticos que rumian, moviéndose a diferentes velocidades y en diferentes direcciones. Dentro de su contenedor, toman la forma de una máquina industrial tecnológicamente dura, complaciente y trabajadora, diligente y monótona. Una capa suave al tacto, imita una piel artificial en un rojo comunista, un guiño a las vidas de los trabajadores perdidos en su lucha contra el capitalismo. Un látex en un rojo que muestra la irritación, las contradicciones con las que fricciona Zela, los mecanismos que cumplimos, dentro de los marcos a los que estamos precondicionados a adherirnos, los engranajes en los que nos convertimos, las falsedades a las que trascendemos. La nueva propuesta que Zela nos invita a vislumbrar propone eficiencia y una producción perfecta. Sin embargo, hay algo espeluznante en los ruidos que hace, algo que es antinatural y falso. De igual forma, hay algo que es relajante en la inquietud, algo que se ha convertido en un pacificador familiar. Nos lleva a preguntarnos si todo es malo o bueno para empezar. Desde una bolsa para cadáveres humanos hasta un disfraz de sirvienta ceñido a la piel, los trajes de látex brindan a sus usuarios un escape y la oportunidad de cambiar de forma. ¿Debe ser totalmente lo uno o lo otro? En la poesía que forma parte de su proceso, nos invita a reflexionar.

Rara vez han tenido éxito
Reproducciones del experimento
Para extrapolar alguna

En el folclore japonés, el alma existe como una pequeña bola mágica endurecida dentro del ano conocida como ‘shirikodama’, traducida directamente como ‘pequeña bola de ano’. En Deseo Primordial, una escultura de vidrio soplado contiene en sí misma las posibilidades de nuevos universos. En el interior de la escultura, que adopta las formas de un híbrido entre un elemento floral y cuentas anales, existe una síntesis de la sopa primordial, replicada por primera vez en el experimento Miller-Urey de 1952.

Esta propuesta sintética ofrece infinitas posibilidades, un vistazo al todo, un vistazo al interior de nuestro núcleo, los universos de afuera y los universos de adentro. Habla de la fragilidad de los contenedores y de las aspiraciones de quienes sueñan con otros mundos posibles. Si tenemos todos los componentes necesarios para crear tales realidades, ¿Qué nos falta en esta alquimia para hacer de esto una realidad floreciente? Sugiriendo un obstáculo en la visión, un fracaso incierto.

A medida que avanzamos por la exposición, nos encontramos con un crucifijo confrontacional, Objeto Gólgota, un guiño sci-fi a las impresiones católicas de las que no podemos escapar dentro del contexto de América Latina, donde reside Zela. La obra dialoga con Reversión Cósmica, un vitral con teselas en vitrofusión que en lugar de representar una narración bíblica, representan nuevos cosmos biológicos, modos de reproducción transformadores. Una experiencia miope, donde los modos binarios se ven obligados a desestabilizarse, y dar lugar a un nuevo cuerpo, nuevos seres vivos, nuevos modos de existir. Las pinturas que acompañan las obras a través de un enfoque pictórico ilustran aún más esto, especulando relaciones sensuales y porosas entre seres, paisajes, deshaciendo las barreras entre el interior y el exterior.

Esta metanarrativa que presenta Zela es un tanto ritualista y actúa como un santuario abnegado. Para que uno sobreviva, el otro debe desintegrarse. La confrontación y el sacrificio más infinitos existen dentro de nosotros, la máxima posibilidad y compasión existe dentro de nosotros, por lo tanto, ¿Cómo escapar de esto, sin repetir las mismas modalidades de productividad que de alguna manera estamos confinados a replicar? Zela propone esta unidad y comunidad, unísono, placer y deseo, y un guiño a las ruedas dentadas que hacen que todo suceda.


Silvana Lagos