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Chavis Mármol • El obscuro lugar del deseo

septiembre 21, 2023
Jose Oliveira
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Chavis Mármol

El obscuro lugar del deseo



Visitar lo obscuro es alejarse de la superficie, de donde cae la luz directa y sencilla para sumergirse en lo profundo del cuerpo, y el tiempo. Es ir ahí en donde no llega ni un rayo solar, aquél sugerente cuarto oscuro, la cárcel, o una casa de sombras largas con una fogata danzante; para los maricas, en su mayoría, volver a la infancia es regresar a la noche de la identidad. Es volver a las cadenas y vínculos que nos mantuvieron repitiendo la heterosexualidad obligatoria y sus traumas generacionales. Y sin embargo, con cierta circularidad poética, es también ahí en donde se encuentran las respuestas a quienes somos, porqué amamos como lo hacemos, y cuales son los secretos para renacer. En todas sus lecturas, jamás ha venido el Deseo de algún lugar transparente. Sino por el contrario; en un sentido psicoanalítico deviene de la ausencia, o para algún deleuziano proviene del afuera trascendental como una fuerza movilizadora. En todas sus formas el Deseo se oculta, le rehuye al significado, por lo que su orígen es una singularidad que retuerce la lógica, una que hierve cuando cae el sol.

En "El Obscuro Lugar del Deseo", Chavis Mármol propone, a través de alegorías visuales, un retorno al núcleo de su identidad. El recuerdo de sus dos tíos homosexuales, los dibujos animados, el descubrimiento del placer. Un viaje que empieza en casa con el sometimiento de la pulsión, luego una imágen - la posibilidad de ser algo distinto. Y finalmente la experiencia, la voluntad manifiesta en existir por fuera de los planos de vida que se nos fueron otorgados al nacer. En ese lugar oscuro de siluetas vaporosas Chavis nos enseña las estrategias que usó para afirmarse ante el mundo, como quien intenta erguirse en un sótano con las luces apagadas, palpando de rodillas, tocando primero con timidez y luego firmeza los cuerpos indefinidos a su alrededor hasta vislumbrar una salida.

Las obras expuestas articulan el presente y el pasado, la memoria y el oficio. Con una carga que desborda lo narrativo, nos invitan a formar parte activa de la construcción del sujeto. Sus materiales, sus expresiones y órganos imprecisos, todo se encuentra en una suerte de producción sostenida. La aseveración de su constante devenir, abordando al arte como ese espacio para renegociarse, de donde saca la fuerza para construirse como quien talla una piedra o suelda una reja para un ventanal. Ahí emergen símbolos recurrentes; las manos que dan forma a la materia, agentes del tacto curioso y erótico. Los dientes, que aparecen en la identificación forense, confrontando la identidad heredada y la construida. El grillete, elementos restrictivos que conducen a cierto fetichismo, y también a una posible liberación.

Todo orígen suele darse en la oscuridad, como en la matriz o una semilla, la sangre que fluye del interior de los huesos hasta la erección que palpita. Aquí ese Deseo se lanza hacia el mundo como una explosión, transformándolo todo en su paso.


Luis Enrique Zela-Koort